Una buena gestión de cuentas por cobrar es fundamental para mantener la estabilidad financiera de cualquier empresa. Las cuentas por cobrar representan el dinero que los clientes deben pagar por productos o servicios ya entregados.
Si estas no se controlan a tiempo, pueden afectar el flujo de caja, dificultar pagos de operación e incluso poner en riesgo la continuidad del negocio.
Por eso, llevar un control ordenado, con criterios claros y evaluaciones constantes, permite anticipar retrasos, reducir riesgos y proyectar mejor los ingresos. Además, hoy existen herramientas como el seguro de crédito que ayudan a cubrir estos riesgos de forma más estructurada.
¿Cómo hacer una gestión de cuentas por cobrar?
La clave en cómo hacer una gestión de cuentas por cobrar está en implementar un sistema que coordine control interno con visibilidad externa. Para lograrlo, algunas prácticas son:
- Emitir documentos de cobro (facturas o notas de débito) a tiempo y con respaldo contractual.
- Establecer plazos de pago razonables, validados con el cliente.
- Automatizar recordatorios de vencimiento.
- Mantener comunicación clara y proactiva con los equipos de venta y finanzas.
- Evaluar constantemente la solvencia de nuevos clientes antes de otorgar crédito.
En otras palabras, saber cómo llevar las cuentas por cobrar implica registrar los montos pendientes y anticiparse a posibles incumplimientos, teniendo un plan de acción si el pago no llega en la fecha acordada.
Indicadores de cuentas por cobrar que debes monitorear
Para tomar decisiones, es importante seguir algunos indicadores:
- Rotación de cuentas por cobrar: mide cuántas veces en el año se recuperan las cuentas pendientes.
- Días promedio de cobro (DSO): indica cuánto tarda, en promedio, un cliente en pagar.
- Porcentaje de morosidad: refleja qué parte del total de cuentas aún no ha sido pagada en el plazo establecido.
Gracias a estos indicadores, podrás detectar patrones de retraso, ajustar políticas de crédito y priorizar acciones de cobranza.
Cómo mejorar el flujo de caja con una gestión más eficiente
Una buena gestión, además de que reduce los saldos impagos, también ayuda a mejorar el flujo de caja. Para eso, puedes considerar las siguientes estrategias:
- Ofrecer incentivos por pronto pago.
- Aplicar intereses por mora de forma clara y consensuada.
- Definir límites de crédito por cliente.
- Asegurar los cobros con instrumentos financieros apropiados.
En este punto, una póliza de garantía permite respaldar acuerdos de pago y reducir el riesgo de incumplimiento.
Evaluación de solvencia de clientes
Antes de otorgar crédito, realizar una evaluación de solvencia de clientes es fundamental. Este análisis incluye revisar antecedentes comerciales, comportamiento de pago en el mercado y carga financiera actual.
De lo contrario, otorgar crédito sin análisis previo aumenta considerablemente la posibilidad de incobrabilidad. Por este motivo, muchas empresas optan por protegerse con un seguro de crédito, que cubre el riesgo de impago por parte de clientes evaluados previamente.
Además, puedes complementar esta estrategia con una garantía de seguros, que actúa como respaldo contractual en operaciones de alto valor.
Control y respaldo de Avla para crecer sin riesgos
En definitiva, implementar una buena gestión de cuentas por cobrar es una forma concreta de mejorar la liquidez, anticipar riesgos y tomar decisiones con mayor certeza. Y si se respalda correctamente, también es una vía segura para escalar operaciones con mayor tranquilidad.
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